La relación entre la privación del descanso y el deterioro cognitivo parece agravarse con un nuevo descubrimiento. Un reciente estudio ha destacado cuál es la importancia de una etapa específica del sueño en el aumento de los riesgos de padecer Alzheimer, un trastorno a nivel cerebral que destruye lentamente la capacidad de memoria y la habilidad de pensar, entre muchas otros efectos de de relevante severidad.
La manera en que podemos desactivar nuestro cerebro para dormir, según una psicóloga del sueñoNo es desconocida la vinculación existente entre una salud integral óptima y un descanso reparador. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en SleepFoundation ha revelado la importancia del “sueño de ondas lentas” en la prevención del Alzheimer. Así el riesgo de padecerlo aumenta con los años a medida que el descanso resulta insuficiente. De acuerdo con la investigación, aquellas personas que experimentan la pérdida de al menos 1% de esta etapa del sueño presentan un riesgo 27% mayor de padecer demencia.
¿Qué es el sueño de ondas lentas y cuál es su vínculo con el Alzheimer?
El sueño de ondas lentas es la tercera etapa un ciclo de sueño humano de 90 minutos. Esta dura entre 20 y 40 minutos. Es la fase más relajante, en la que las ondas cerebrales y la frecuencia cardíaca se ralentizan y la presión arterial desciende. En este momento los músculos, huesos y el sistema inmune se fortaelcen mientras que nuestro cerebro puede repararse para absorber mayor información. De acuerdo con esta investigación, aquellas personas que sufrían de las consecuencias del Alzheimer en su cerebro presentaban un desempeño mejor en las pruebas de memoria cuando experimentaban la etapa de sueño de ondas lentas de manera completa.
La investigación dirigida por el neurocientífico Matthew Pase de la Universidad de Monash en Australia analizó el vínculo entre el descanso en profundidad y el aumento del riesgo de padecer demencia. Para ello se realizó un seguimiento de 17 años a 346 participantes del llamado “estudio cardíaco de Framingham”. Esta población no presentaba antecedentes de demencia en los momentos de estudio que se dividieron en dos etapas, una entre 1995 y 1998 y otra en el período 2001-2003 y para la finalización el año 2020 habían cumplido más de 60 años.
Un estudio demostró que el riesgo de padecer Alzheimer aumenta con la falta de esta etapa del sueño
Durante los 17 años de seguimiento, se registraron 52 casos de demencia entre los participantes. También se examinó el nivel de sueño de ondas lentas de los participantes registrado en los estudios del sueño para determinar si existía algún vínculo con los casos de demencia. En general, se descubrió que su tasa de sueño de ondas lentas disminuía a partir de los 60 años, y que esta pérdida alcanzaba su punto máximo entre los 75 y los 80 años para luego estabilizarse después de esa edad.
Al comparar el primer y el segundo estudio del sueño de los participantes, los investigadores descubrieron un vínculo entre cada punto porcentual de disminución en el sueño de ondas lentas por año y un aumento del 27 por ciento en el riesgo de desarrollar demencia. Esas probabilidades aumentaron al 32 por ciento cuando se centraron en la enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia.